Mi hermano Jorge y yo vivimos la niñez en la Bogotá de los años 90: agarrando el Germania por la séptima, jugando fútbol en parques públicos hasta las 8 de la noche (permiso máximo de entrada), bailando Rikarena en las fiestas de casa, iendo al estadio a ver a Santafe cuando no ganaba nada. En la década del 2000 tuvimos el privilegio de ir a la Universidad gracias al esfuerzo de nuestra familia, somos huérfanos de padre, entre nuestra mamá y un tío nos dieron esa oportunidad.
Seamos honestos, la probabilidad que dos bogotanos criados entre: Cedritos, Pasadena, Villa Del Prado y Chapinero; sin herencia, ni alcurnia, menos contactos, pretendan constituir una entidad financiera es bien baja. Por eso Jorge y yo consideramos un privilegio la posibilidad que la Superintendencia Financiera autorice la operación de Finanzas Simples.
En el evento de obtener la licencia, administraremos la responsabilidad otorgada bajo tres premisas fundamentales:
- Estamos construyendo un futuro de prosperidad. Apuntaremos a obtener rentabilidades que produzcan réditos para aquellos con el valor de invertir una porción de sus ingresos. La estrategia de invertir en acciones de empresas cuando sus precios son favorables tiene el potencial de construir valor. Tomar este riesgo es adecuado en la búsqueda de prosperidad.
- La relación se construye a partir de la confianza. Es ineludible que los inversionistas conozcan lo que podemos lograr sin falsas expectativas. Haremos nuestro trabajo: informando las decisiones, cobrando sólo al obtener una rentabilidad mínima, e invitándolos a pensar en períodos de largo plazo que es donde están las verdaderas ganancias.
- Pensamiento global. Las empresas donde invertiremos serán internacionales. El mercado de valores de Colombia es sumamente limitado, por eso la búsqueda de oportunidades en el resto del mundo es imperativa. El planeta está lleno de alternativas y desde Bogotá, en una pequeña oficina, podemos comprar acciones de 10.000 empresas públicas. Vamos a aprovechar el privilegio de vivir en el siglo XXI. Somos colombianos con pensamiento cosmopolita.
Tengo 35, Jorge 33, con nuestros socios: Santiago (27) y Andrea (34) apostamos por la sociedad colombiana. Creemos que nuestra pequeña contribución hará que más familias construyan un patrimonio, más colombianos jóvenes aprovechen los beneficios del capitalismo y entre todos acercarnos al maravilloso mundo del siglo XXI.