La decisión de casarse es una de las mas significativas en la experiencia humana. Encontrar la persona para compartir planes, superar temores, mejorar como individuo, construir familia. Triunfar en el matrimonio es una labor ardua, especialmente por la necesidad de construir equipo. La sociedad que se forma impacta dominios que abarcan casi la totalidad de la vida. Veamos algunas similitudes con invertir:
En la conquista, etapa llena de emotividad, las acciones de seducción (el precio) son factor determinante en la rentabilidad de la inversión. Hay quienes lo logran con: restaurantes, viajes, paseos, o invitaciones excéntricas. Otros triunfan con: una caminata, leyendo poesía, viendo una película, o saliendo a la ciclovía con la persona que les atrae. El precio muy alto eleva la expectativa y puede traer retornos bajos en el futuro, la posibilidad de valorización de un precio bajo es mucho mas posible.
En la convivencia, la aptitud de los individuos determinará el crecimiento del equipo y sus partes. Similar que invertir en empresas: la generación de valor está marcada por la capacidad de: abordar el mercado estratégicamente, motivar al equipo de trabajo, reconocer tendencias, estructurar el capital adecuadamente y satisfacer los accionistas cuidando que los intereses de la empresa no se vean afectados. El tiempo de convivencia con una pareja o una inversión proyecta la resistencia del compromiso, la confianza entre las partes y los beneficios de la relación.
La disolución de un matrimonio es similar a la decisión de vender un activo. Saber el momento adecuado para vender es realmente difícil, especialmente porque la bondad de la decisión es incierta y desconocemos sus efectos futuros.
En Finanzas Simples, creemos que los principios personales gobiernan nuestra vida en sus diferentes dominios. El comportamiento orientado a generar valor, exaltar lo mejor de la condición humana y la capacidad de reconocer el momento de renunciar, son fundamentales que influencian la vida personal y económica.