En 1758, el rey de Prusia Federico el Grande envió un mensajero al comandante de una unidad de caballería ordenando “atacar” a las tropas rusas. El comandante se negó alegando que el momento era inadecuado y que sus tropas serían desperdiciadas. El mensajero volvió con un nuevo mensaje: “el Rey quiere que ataque”. El comandante nuevamente se rehusó. El mensajero volvió una tercera vez con un nuevo mensaje: “El Rey ordena atacar, de lo contrario cortará su cabeza”. El comandante respondió: dígale al Rey que después de la batalla mi cabeza estará a su disposición, entretanto la utilizaré para la batalla. Cuando el comandante juzgó que era el momento adecuado: atacó ganando la batalla.
El mensaje: piense. Si es necesario, discuta las órdenes de superiores, incluso con buenas razones desobedezca instrucciones.
El tiempo utilizado para tomar decisiones está constreñido a las circunstancias, puede surgir dentro de un proceso lento y complejo o - cuando las balas vuelan - abrupto y simple. No obstante, el proceso de toma de decisiones se enriquece trazando una raya divisoria entre deliberar e implementar.
La deliberación es la esencia en la construcción del plan. Reunir el equipo, promover el debate, permitir la crítica, ensanchar el espectro mental. Persiguiendo salir de la zona de confort intelectual.
Definido el plan sigue la implementación y la actitud debe ser otra: olvidar la incertidumbre y complejidad. Actuar: con toda la resolución del caso.
El plan de Finanzas Simples busca crear el fondo de inversión colectiva más valioso de Colombia: invirtiendo en activos internacionales, pagando a los administradores por resultados, promoviendo el pensamiento de largo plazo, elevando el nivel de información en la toma de decisiones. La implementación espera la bandera verde de la Superintendencia Financiera de Colombia.
“El líder con sabiduría sabe que el campo de batalla está cubierto de neblina con incertidumbre, pero, tiene algo por cierto: su propia decisión.”